Aunque una derrota siempre es dolorosa y más si se cae con estrépito ante un rival en puestos de descenso, irse de vacío de Los Pajaritos no fue la peor noticia sino la imagen ofrecida por el Málaga. Tras una semana movida, con declaraciones de algunos jugadores que se quejaban de los pitos recibido por un pequeño sector de la afición en el último encuentro ante el Deportivo, pocos coherentes si nos atenemos a la excelente campaña que están realizando, y de la entonación del “échale huevos”, incomprendido por la plantilla conscientes de que lo dejan todo en cada partido, el duelo ante el Numancia se presentaba propicio para callar ese descontento escaso pero, por primera vez, ese reducido grupo de aficionados (seguramente subidos al carro tras el ascenso) parecía llevar la razón a la hora de mostrar su disconformidad.
Muy pocas cosas se le pueden reprochar al Málaga de esta temporada, pero la actitud ofrecida por el conjunto blanquiazul en tierras sorianas fue aciago, nefasto. El partido no podía comenzar peor: segundo cuarenta, centro de Aranda y volea de Moreno que adelanta a los locales. Primer contratiempo que pareció ser definitivo para el porvenir del encuentro. Ante tal revés, el Málaga no supo sobreponerse y en ningún momento llegó a crear peligro sobre la meta rival, siendo el Numancia el que llevase durante los noventa minutos el control y el mayor peso del juego.
La segunda parte parecía tener una historia completamente distinta que la primera. Nada más empezar, el delantero numantino Goiria veía su segunda amarilla y la consiguiente expulsión, dejando a su equipo con un hombre menos. El partido se le ponía de cara a favor del Málaga y la remontada era viable. Pero fue incapaz de hacer valer esa superioridad y no aprovechó tal ventaja. Es más, el Numancia aparentaba contar con un jugador más sobre el terreno de juego y en el minuto 60 sentenció el encuentro con un gol de Del Pino, que no pudo ampliar más el resultado gracias a que Goitia detuvo un inexistente penalti.
Hace ya unas cuantas jornadas que el Málaga no muestra su mejor fútbol, el que tanto enamoró durante la mayor parte de la temporada a los aficionados de este deporte. El cansancio acumulado o que algunos jugadores tengan la mente puesta en la próxima campaña pueden ser factores decisivos de este bajón. Ya va siendo hora de que Antonio Tapia de entrada a componentes del filial (Edu Ramos, David González, Portillo…) para que se fogueen, porque muy pronto serán el futuro del Málaga.
Nos podemos dar con un canto en los dientes.
ResponderEliminarSiempre habrá por ahí algún insatisfecho pero ahora tienen muy poca razón.
"Always look at the bright side of life" que decían los Monthy Phyton. Yo creo que la UEFA le habría traído al Málaga más cosas malas que buenas. Prefiero que el equipo siga progresando en una línea moderada para que no le pase como a otros que se pasaron de velocidad y al final se salieron de la pista (véase Celta de Vigo). Esto siempre que lo prometido sea deuda y que Don Fernando Sanz no inicie la temida política de venta de jugadores.
Convertirnos en un equipo vendedor que llena las arcas para tapar los agujeros económicos tiene que quedar como una práctica del pasado y vamos a ver si el año que viene mantenemos al menos gran parte del plantel actual (alguna marcha siempre es comprensible).
Saludos