martes, 28 de septiembre de 2010

JORNADA 5: Málaga 2-3 Villarreal

Cazorla y el árbitro tumban al Málaga

El que imparte “justicia” en el terreno de juego se erigió en el principal protagonista del partido, junto a Marchena, al expulsar indebidamente a Eliseu y no conceder un gol legal a Fernando, lo que facilitó la victoria visitante.

Dos partidos en uno. Así se podría resumir brevemente lo vivido en La Rosaleda que, a pesar de ser un lunes, los malaguistas volvieron a poblarla.

Una vez más, el Málaga mostró sus virtudes y defectos expuestos en los anteriores encuentros caseros. La excelente capacidad ofensiva, con Eliseu rindiendo al máximo nivel en su posición, con Quincy sacando a relucir la magia que atesora y con Rondón en estado gracia al anotar su tercer tanto en las últimas tres jornadas disputadas, de nada sirvió frente a la inoperante y pasividad defensiva en momentos puntuales y claves del partido. Si bien la pareja de centrales, Kris y Weligton, parecen asentarse y compenetrarse a la perfección, la escasa ayuda que recibe Mtiliga por su banda y la insulsa presión en la zona de tres cuartos del campo por parte de los centrocampistas propiciaron las múltiples llegadas del rival y numerosas ocasiones desde la frontal del área.

A pesar de estos continuos errores, el conjunto malacitano aguantaba y luchaba por el triunfo ante el Villareal, llamado a pelear por una plaza de acceso a la Champions League, hasta que el colegiado J.A. Teixeira Vitienes decidió propinarle ventaja a los castellonenses. Corría el minuto 39 y Eliseu, tras ser derribado por Marchena, se encaró con el sevillano y este cayó desplomado sobre el terreno de juego alegando una supuesta agresión. El árbitro, a escasos metros de la jugada, consultó con su linier, hallado a una amplia distancia del conflicto. Roja directa para el portugués y victoria en bandeja para los visitantes.

Lejos de caer en la desesperación, el Málaga tiró de orgullo y con casta disputó dignamente el tiempo restante para intentar cosechar un empate en inferioridad numérica. No hubo suerte pero los jugadores salieron ovacionados por su constante e insistente lucha y la buena imagen ofrecida.

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